A poco de llegar de España, una noche Don José de San Martín fue invitado a una reunión en casa de Mariquita Sánchez, una dama de la sociedad local cuyas tertulias eran muy renombradas. Se accedía al salón por unas escaleras breves y las paredes estaban revestidas de géneros.En el jardín una fuente con reloj de agua daba realce a la fiesta y mezclaba su rumor líquido con el susurro de violines.
Remedios de Escalada tenía 14 años y sus padres la habian llevado al sarao. Animada y coqueta , era hija de Antonio de Escalada y Tomasa de la Quintana, quienes la mimabam y cuidaban con delectación, al igual que sus hermanos.
Cuando Remedios miró hacia la entrada, notó la presencia de un hombre apuesto, con llamativo uniforme militar. Su tez era morena y el cabello, negro y lacio, se prolongaba en espesas patillas que envolvían un rostro vivo,de pronunciada nariz aguileña,boca pequeña y labios finos. No era bello pero sí atractivo, de porte marcial y distinguido, con unos impresionantes ojos negros, vibrantes y movedizos cubierto s por espesas cejas que resaltaban su fulgurante mirada.La niña preguntó quien era ese invitado y se lo comentaron:
-Es José de San Martín, el oficial que vino con los Alvear.
José recorrió el salón con su mirada y fué atraído por la figura de una niña delgada y pálida , de ojos cautivadores y delicado donaire,que llevaba un vestido claro de estilo imperio y parecía esconderse y ofrecerse detrás de la tersura de un ramillete de jazmines.Se acercó a Carmen, la esposa de Alvear, y le preguntó quien era esa niña.
-Es Remeditos,la hija de Antonio de Escalada.
Carmen los presentó y luego los dejó solos.Despuès de conversar un rato, José la sacó a bailar.Danzaron minué y contradanza y él quedó deslumbrado con su voz deliciosa y sus movimientos se ductores.Ella, a su vez se sentía tremendamente halagada con la atención de este hombre maduro y fuerte, que le brindaba bienestar como si fuera un padre seguro y atractivo, pero a la vez la inquietaba por su tono incitante e interesado.
Alvear los vió bailar y le comentó a su mujer:
-Mírelo al viejo embobado..
San Martín estaba ajeno a todo lo que sucedía fuera de esta bella criatura y pensaba que pocas veces una mujer lo había mirado tan a los ojos, como si lo quisiera para toda la vida...
Editorial
Por Ana María Valentino
En este mundo cada vez más globalizado la sociedad se presenta día a día más deshumanizada e individualista.
Desaparecen valores e ideales nobles.Nuestros jóvenes estás sin brújula que los guíe.
Sus padres ocupados por sobrevivir o por tener más y más..
Es tiempo de REFLEXIONAR. De mirar hacia adentro y reconocer mezquindades y falencias, es tiempo
de proponernos un cambio profundo, para nuestro bien y el de las generaciones futuras.
EL general José de San Martín no sólo nos legó la libertad como Nación sino que también nos dejó sus enseñanzas de vida.Las Máximas a su hija Mercedes hablan de su sabiduría , su grandeza y su humildad, condiciones que lo caracterizan mas allá de su gloria militar.
Leyendo esas Máximas es posible comenzar a reflexionar sobre nuestras propias actitudes de vida,disponernos a asumir nuestros errores y proponernos un cambio. Comprender que la soberbia y el materialismo desmedido no conducen nada bueno ya será una forma de aportar un granito de arenapara construir una sociedad má s humana y por consiguiente una PATRIA mejor.
Tomemos como referencia las enseñanzas de nuestro General y tratemos de inculcarlas en nuestros niños desde pequeños tal como él lo hacia en su hija Merceditas,y no dudemos que el tiempo dará sus frutos.
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