La biblioteca destinada a la educación universal, es más poderosa que nuestros ejércitos. Jose de San Martín.

Editorial

Por Ana María Valentino
En este mundo cada vez más globalizado la sociedad se presenta día a día más deshumanizada e individualista.
Desaparecen valores e ideales nobles.Nuestros jóvenes estás sin brújula que los guíe.
Sus padres ocupados por sobrevivir o por tener más y más..
Es tiempo de REFLEXIONAR. De mirar hacia adentro y reconocer mezquindades y falencias, es tiempo
de proponernos un cambio profundo, para nuestro bien y el de las generaciones futuras.
EL general José de San Martín no sólo nos legó la libertad como Nación sino que también nos dejó sus enseñanzas de vida.Las Máximas a su hija Mercedes hablan de su sabiduría , su grandeza y su humildad, condiciones que lo caracterizan mas allá de su gloria militar.
Leyendo esas Máximas es posible comenzar a reflexionar sobre nuestras propias actitudes de vida,disponernos a asumir nuestros errores y proponernos un cambio. Comprender que la soberbia y el materialismo desmedido no conducen nada bueno ya será una forma de aportar un granito de arenapara construir una sociedad má s humana y por consiguiente una PATRIA mejor.
Tomemos como referencia las enseñanzas de nuestro General y tratemos de inculcarlas en nuestros niños desde pequeños tal como él lo hacia en su hija Merceditas,y no dudemos que el tiempo dará sus frutos.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Es cierto que cuando un ser humano relata una historia la impregna de rasgos muy personales. También es cierto y pareciera inevitable para algunos, manejar objetivamente la visión con la que describen los hechos. Y esto es porque casi involuntariamente siempre apoyan sus criterios en un pedestal construido con los escombros de experiencias personales no siempre felices, las que influyen por lo general en las tintas que narran las descripciones.

No obstante, la historia tiene hechos que son inamovibles porque están apoyados sobre la documentación inalterable que le fue dando forma. Y no precisamente la que los archivos guardan en un papel, como es la que certifica que Juan de San Martín es el padre y Greogia Matorras su mamá, sino aquellos papeles que marcan el paso del tiempo y certifican la vida de los hombres y mujeres que hicieron nuestra historia.


El 2 de abril de 1782 se casan en Buenos Aires Diego de Alvear (supuesto padre de San Martín) y María Josefa Balbastro


Josefa Balbastro nació en Buenos Aires el 18 de febrero de 1767 (sus padres llegaron al Río de la Plata en 1747) y conoció a Diego de Alvear en las reuniones sociales de la época, agraciada por su belleza, atributo común en la familia, y que el historiador Vicente Fidel López calificara de proverbial. Josefa era 18 años menor que Diego.

Se casaron no sin antes solicitar la correspondiente licencia real. El capitán de navío don Diego Estanislao Alvear y Ponce de León, se hallaba en el Río de la Plata en comisión. Había nacido en Montilla, Andalucía (España), el 13 de noviembre de 1749.
Al celebrarse el tratado de límites de San Ildefonso, entre las Cortes de Madrid y Lisboa, fue nombrado por parte de España Primer Comisario y Astrónomo de una de las secciones en que fueron divididos los trabajos de demarcación de lo que serían los límites entre Argentina y Portugal.


Luego de su casamiento en 1782 (recordemos que San Martín ya tenía 5 años por entonces) y tras nacer su primer hijo, Benito Manuel Diego y luego de quedar nuevamente embarazada Josefa, Diego de Alvear parte en ese año 1884 a radicarse en las antiguas misiones jesuíticas para dirigir el trazado de límites que determinó el acuerdo entre España y Portugal.

En 1784 nace el primer hijo del matrimonio, Benito Manuel Diego y luego, tras el nacimiento de su hija María Manuela, Pepa Balbastro, como era conocida familiarmente, parte para la región de las Misiones Jesuíticas, en la provincia de Corrientes, para reunirse con su marido.

Lo hace en compañía de su hermano Eugenio José Balbastro (tatarabuelo del suscripto) y de Elías Galván, quien sería maestro de los hijos del matrimonio Alvear-Balbastro. Recordemos que Galván, hijo de una Cabral, gobernó Corrientes en los tiempos de la Revolución de Mayo y a la vez fue funcionario del general Carlos de Alvear.

Ya radicado en Santo Ángel Custodio, antigua estancia jesuítica, nacieron los restantes siete hijos: Zacarías, María Josefa, Juliana, Ildefonso, Francisco Solano, Francisco de Borja y el 25 de octubre de 1789, quien sería el segundo Director Supremo del Río de la Plata y héroe de Ituzaingó, Carlos Antonio José Gabino del Ángel de la Guarda de Alvear y Balbastro.

Diego de Alvear y Josefa Balbastro son, además: abuela de Torcuato, primer Intendente de Buenos Aires en 1880 y bisabuela de Marcelo Torcuato, Presidente de la Nación en 1922.

Diego de Alvear termina su tarea de límites en el año 1801 y se establece en Buenos Aires y en 1804 se embarcó en la fragata Medca, perteneciente a la división que integraban las unidades de la misma clase, Fama, Mercedes y Clara, en calidad de segundo jefe de la división, la que se dirigía a España, yendo embarcada en la Mercedes, su esposa e hijos, con excepción del mayor de estos últimos, Carlos, de carácter insoportable, por lo que su madre lo envió al buque en que iba su progenitor.

Después de 57 días de navegación, el 5 de octubre de 1804, fueron atacados por flotas inglesas, teniendo que rendirse la división española, pero lamentablemente la fragata Mercedes se incendió pereciendo la esposa, María Josefa Balbastro sus siete hijos, cayendo su hijo Carlos y don Diego prisioneros de los ingleses.

La distancia y el tiempo forman parte de las dimensiones y no de nuestras suposiciones. Por lo tanto, la aborigen Rosa Guarú, al menos en los años que rodearon al nacimiento de José de San Martín, nunca pudo haber quedado embarazada de quien llegó a la región recién 6 años después.

Para no enfrentar categóricamente la afirmación de investigadores sobre los rasgos americanos de San Martín, y sin ánimo de faltar el respeto sino tan sólo de señalar cosas que ocurren en el mundo real, por más “próceres” que los actores sean, - podría haber sucedido por el mes de mayo de 1777 que don Juan de San Martín, tras concluir sus tareas matinales de gobernante del Cabildo de Yapeyú, haya llegado a su casa, motivado por el otoño subyugante del cristalino río Uruguay y justo, doña Gregoria lo recibía, ¡pero!, con un fuerte “dolor de cabeza” y que esto haya llevado al padre del libertador a inclinarse por tomar unos mates con Rosa Guarú-.

Las fechas son categóricas. Diego de Alvear no pudo ser jamás progenitor de José de San Martín y puede aproximarse a la verdad, eso sí ya es una cuestión de comprobación científica, la que inclusive, creo que debemos dejar pendiente para siempre, porque la verdad está en el Libertador y no en sus progenitores.

Solo para ir aclarando, aunque nunca hubo oscuridad.

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