La biblioteca destinada a la educación universal, es más poderosa que nuestros ejércitos. Jose de San Martín.

Editorial

Por Ana María Valentino
En este mundo cada vez más globalizado la sociedad se presenta día a día más deshumanizada e individualista.
Desaparecen valores e ideales nobles.Nuestros jóvenes estás sin brújula que los guíe.
Sus padres ocupados por sobrevivir o por tener más y más..
Es tiempo de REFLEXIONAR. De mirar hacia adentro y reconocer mezquindades y falencias, es tiempo
de proponernos un cambio profundo, para nuestro bien y el de las generaciones futuras.
EL general José de San Martín no sólo nos legó la libertad como Nación sino que también nos dejó sus enseñanzas de vida.Las Máximas a su hija Mercedes hablan de su sabiduría , su grandeza y su humildad, condiciones que lo caracterizan mas allá de su gloria militar.
Leyendo esas Máximas es posible comenzar a reflexionar sobre nuestras propias actitudes de vida,disponernos a asumir nuestros errores y proponernos un cambio. Comprender que la soberbia y el materialismo desmedido no conducen nada bueno ya será una forma de aportar un granito de arenapara construir una sociedad má s humana y por consiguiente una PATRIA mejor.
Tomemos como referencia las enseñanzas de nuestro General y tratemos de inculcarlas en nuestros niños desde pequeños tal como él lo hacia en su hija Merceditas,y no dudemos que el tiempo dará sus frutos.

miércoles, 6 de julio de 2011

Granadero Paulino Rojas



José Paulino Rojas (n. Córdoba, agosto de 1796  Buenos Aires, mayo de 1835), militar argentino, que participó en la guerra de independencia y en la guerra civil de su país, y en la Guerra del Brasil.


Estudió en el Colegio de Monserrat de su ciudad natal, e ingresó en 1814 al Regimiento de Granaderos a Caballo fundado por José de San Martín; se trasladó al sitio de Montevideo poco antes de la caída de la plaza en manos patriotas. Participó en la campaña contra los federales de José Artigas, hasta la derrota en la batalla de Guayabos.

Se incorporó al Ejército de los Andes y cruzó con San Martín la Cordillera de los Andes. Participó en las batallas de Chacabuco, Curapaligüe, Gavilán, Talcahuano, Cancha Rayada y Maipú.

Participó en la campaña del Perú, en la que participó en el sitio y asalto de las fortalezas del Callao, y en las batallas de Torata, Moquegua, Junín y Ayacucho.

Fue uno de los 78 granaderos a caballo que regresaron a Buenos Aires después de la campaña del Perú. Participó en la Guerra del Brasil y luchó en la batalla de Ituzaingó; poco después regresó a Buenos Aires por enfermedad.

Fue ascendido al grado de coronel, y fue por un tiempo comandante militar de Carmen de Patagones, y más tarde comandante de la isla Martín García. Se opuso a la revolución de Juan Lavalle en 1828 y no participó en la guerra civil que le siguió, permaneciendo en su casa.

En enero de 1830 asumió como comandante militar de Bahía Blanca, y durante su mandato mantuvo en paz a los indígenas con negociaciones diplomáticas y algunos regalos. En septiembre de ese año entregó el mando al coronel Martiniano Rodríguez.

Al día siguiente de dejar el mando, su esposa apareció muerta con un tiro en el pecho. Aunque alegó que ella se había suicidado, fue acusado de haberla asesinado y condenado a muerte. El abogado Valentín Alsina logró que se suspendiera la sentencia y fuera enjuiciado nuevamente. Poco después, el gobernador Juan Manuel de Rosas lo indultó por sus méritos en la guerra de independencia.

Fue llamado por Rosas a participar en la campaña al desierto, pero se excusó. Participó en el grupo de militares que secundaron al gobernador Juan Ramón Balcarce y al ministro Enrique Martínez en su campaña para independizarse de la influencia política del partido que secundaba a Rosas. Enfrentó militarmente la Revolución de los Restauradores.

Tras la derrota de Balcarce fue pasado a retiro, y dos años más tarde fue dado de baja por el gobernador Rosas. Poco después fue arrestado y acusado de tramar una conspiración contra el gobernador. Fue sometido a consejo de guerra, condenado a muerte y fusilado en Buenos Aires en mayo de 1835
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Fuente:  
Un Héroe Cordobés, sosperiodista.com.ar
Austera evaluación, La Nación


Filatelia: Repatriación del sable corvo de San Martín.


sábado, 2 de julio de 2011

La Bandera de los Andes.


Conocedor del respeto que los símbolos infunden en el enemigo y del carácter e identidad que le confieren al ejército un emblema, el cual en tiempos de combate merece defenderse con la vida misma, es que el general San Martín manda confeccionar la Bandera que portaría su ejército de los Andes.
Es aquí, donde por expreso pedido de su esposo, Remedios y un grupo de amigas , todas ellas costureras y bordadoras ponen manos a la obra con un entusiasmo cargado de patriotismo y la confección de dicha bandera se realiza en apenas 7 días.
Vale la pena destacar que la amante esposa y sus amigas contaban con escasos 20 añosde edad.
Pasan varios días hasta que logran conseguir , luego de recorrer toda la ciudad de Mendoza,la tela color celeste cielo que San Martín les había encargado especÍficamente.
De sus joyas las jovencitas sacan lentejuelas de oro, una roseta de diamantes, perlas auténticas, y sin el menos signo de tristeza por desprenderse de sus costosas halajas, bordan durante día y noche el sol , el escudo, las manos unidas sosteniendo el gorro frígio, los laureles..
Por fin, a las 2 de la mañana del 5 de enero de 1817, Remedios Escalada de San Martín, Dolores Prats de Huisi, Margarita Corvalán, Mercedes Alvarez y Laureana Ferrari se arrodillan ante el crucifico del oratorio dando gracias por haber terminado la obra a tiempo, y pidiendo a Dios que bendijera aquella enseña de la Patria y la acompañara en la victoria.
DIOS OYÓ AQUEL RUEGO Y PREMIÓ CON CRECES EL ESFUERZO DE LAS NIÑAS PATRIOTAS...

Catre de campaña y poncho del General San Martín